SALA, J.M.
Murcia, primera década del siglo XXI. El Mandao, un joven becario, vuelve a casa en mitad de la noche después de una cena de empresa donde se han vuelto a reír de su acento murciano. Exhausto, lucha por no quedarse dormido al volante. Carolina, su hija pequeña, le espera despierta en su casa de La Güerta. De repente un ruido proveniente de la oscuridad llama su atención. Se trata otra vez de los fantasmas, pidiéndole que les siga por la mota del río Segura. La niña se escabulle entre árboles muertos, lista para descubrir los misterios del agua. Al mismo tiempo Yolanda se prepara para El Bando de La Huerta, el día más importante de las Fiestas de Primavera de Murcia. Piensa en sus compañeras de clase, en su barrio y en todo lo que necesitará beber para olvidarlo todo, incluida la nueva ola de calor. A muchos kilómetros de distancia un puñado de sombras hambrientas alcanzan la costa. Han venido a Europa en busca de un futuro mejor en los invernaderos, donde ejércitos de muertos trabajan día y noche en la huerta de Europa. El agua escasea bajo una sequía inquebrantable. Secretos y mitos luchan por emerger de la