Bertrand Russell es, sin lugar a dudas, uno de los grandes filósofos del siglo XX. La importancia e interés de su obra es reconocida por los más diversos autores. Karl Popper escribió: "A mis ojos, Bertrand Russell es sin duda el único hombre de nuestro tiempo de quien puede decirse que es un gran filósofo".
A diferencia de las introducciones disponibles al pensamiento de Russell, en este libro se trata tanto de su filosofía teórica como de su filosofía práctica. Ser el iniciador de la filosofía analítica, junto con G.E. Moore, y uno de los fundadores de la lógica matemática, junto con Frege, le hacen merecedor de un lugar privilegiado dentro de la historia de las ideas. Pero, además, Russell fue un intelectual en el sentido más amplio de la palabra: a lo largo de su vida defendió múltiples causas: el sufragio femenino, la despenalización de la homosexualidad, el pacifismo, el desarme nuclear, la oposición a la guerra de Vietnam, etc. En 1950 le fue concedido el premio Nobel de literatura "en reconocimiento de sus diversos y significativos escritos en los que abandera los ideales humanitarios y la libertad de pensamiento", y en 1963 el premio Jerusalén, en su primera edición, un premio que se concede a los escritores preocupados por la libertad de los individuos en la sociedad.