GONZÁLEZ, MIGUEL ÁNGEL
Un despacho oscuro. Con las persianas bajadas para que no entre la luz, ni el aire, ni el pasado; tampoco el futuro. Un despacho sin salidas de emergencia, sin lugares en los que esconderse o puertas por las que huir a otra parte. Un despacho con una máquina de escribir y un teléfono a su lado que sirve como único contacto con el exterior. Dos hombres dentro que buscan a un asesino que caza a sus víctimas fuera pero que, inexplicablemente, siempre parece estar presente. Dos hombres que tienen en común más de lo que podrían haber imaginado. Ambos esconden un pasado del que nunca hablan. Y ambos tienen un mismo objetivo: cazar al asesino al que buscan. Pero hay una diferencia que los separa, y es que quizá cada uno esté buscando a un criminal diferente.