VAN DEN HOOGEN, ECKHARDT
¿Cómo podemos disfrutar ?desde hace ya cuatrocientos años? viendo a un hombre que, atravesado por una bala o un florete, se pone a entonar un canto de despedida en lugar de pedir ayuda? ¿O a una pareja de enamorados que susurra los más sentidos duetos de