MISTRAL, GABRIELA
Poesía Portátil acoge en su colección a una de las voces más relevantes de la poesía del siglo XX: Gabriela Mistral. Premio Nobel de Literatura en 1945 En esta nueva entrega de la colección Poesía Portátil, se recopilan los mejores versos de Gabriela Mistral, aquella que hizo de la poesía la voz directa de su pueblo y de su mundo. No cabe duda de que se ha convertido en una poeta eterna cuya muerte no consiguió borrar su excepcional trabajo y su obra resuena más viva que nunca. Autora de una extensa obra que no deja de circular y acoger nuevas lecturas, fue también además de poeta pedagoga, viajera, intelectual, diplomática, emigrante y «madre queer de la nación». Merecedora del Premio Nobel en 1945, siendo la primera mujer iberoamericana y la segunda latinoamericana en recibirlo, Gabriela Mistral es una de las voces femeninas más relevantes de la poesía hispanoamericana del siglo XX. Una poeta indispensable en la biblioteca de cualquier lector. Esta edición, cuya selección ha ido a cargo de la escritora Luna Miguel, es una perfecta puerta de entrada a los singulares territorios de la mejor Mistral. «Siento micorazón en la dulzura
fundirse como ceras:
son un óleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo,
callada y dulce como la gacela».La crítica ha dicho:
«La poesía tierna y a veces feroz de Gabriela Mistral se me aparece en el horizonte de Occidente ataviada con sus singulares bellezas, pero, por otra parte, cargada de un sentido que le da o que le impone el estado crítico de las más nobles cosas del mundo.»
Paul Valéry «La poesía dialogante de la Mistral reniega del poder del territorio, entabla una relación fluida con la tierra y nos deja como legado la posibilidad de acabar con los viejos modelos de sociedad. Es su modo de enseñarnos a mirarlo y pensarlo todo de otro modo, otra vez.»
Lina Meruane «No hay otra voz en la poesía como la de Mistral, desde la claridad milagrosa de sus canciones de cuna, pasando por la furia ardiente de sus poemas de amor, hasta la oscura complejidad y el poder visionario de su obra tardía.»
Ursula K. Le Guin«Por ese tiempo llegó a Temuco una señora alta, con vestidos muy largos y zapatos de taco bajo. Era la nueva directora del liceo de niñas. Venía de nuestra ciudad austral, de las nieves de Magallanes. Se llamaba Gabriela Mistral [...]. La vi muy pocas veces. Lo bastante para que cada vez saliera con algunos libros que me regalaba. Eran siempre novelas rusas que ella consideraba como lo más extraordinario de la literatura mundial. Puedo decir que Gabriela me embarcó en esa seria y terrible visión de los novelistas rusos y que Tolstoi, Dostoievski, Chejov... entraron en mi más profunda predilección. Siguen acompañándome.»
Pablo Neruda