Un libro de referencia indispensable para comprender la historia cronológica y conceptual de las filosofías materialistas
La enseñanza de la historia de las ideas demasiado a menudo ha descuidado la herencia intelectual del materialismo, confinándola a un círculo restringido de especialistas. Esta obra pone de manifiesto que los interrogantes que suscita el materialismo se dirigen a todos, y que hay una parte muy importante de la población que no utiliza la trascendencia para dar un sentido al mundo.
El materialismo ha tenido diversas acepciones, pero un hilo conductor de todas ellas ha sido la voluntad de aproximarse a una comprensión inmanentista de las cosas, sin apelar a una supuesta voluntad divina trascendente que las explique. Esta concepción nace varios siglos antes de nuestra era, con Demócrito y Epicuro, y prácticamente desaparece poco después y no reaparece de nuevo hasta que, ya en el siglo XIV, vuelve a ser posible separar la filosofía de la teología. La revolución económica del siglo XV permite una ebullición intelectual y una relativa autonomía de los pensadores frente a la Iglesia: el rechazo de toda trascendencia en las ciencias de la naturaleza permite la eclosión del naturalismo físico de Giordano Bruno, o metodológico de Francis Bacon. El apogeo del naturalismo se alcanza en el siglo XVII, con tres corrientes: irreligiosa (Cyrano de Ber-ge-rac), empírica (Hobbes, Bayle, Locke) y atomista (Gassendi, Boyle), y dos grandes pensadores (Descartes y Spinoza).
El verdadero materialismo renace en el siglo XVIII. La concepción deísta del origen sigue siendo mayoritaria(Voltaire, d´Alembert), pero se constituye también una tendencia atea auténticamente materialista, con Diderot, La Mettrie, d´Holbach y Jean Meslier. En el siglo XIX el materialismo se divide en dos co-rrientes que se ignoran: la que se basa en la nueva teoría de la evolución y la que se funda en una nueva filosofía del origen social del hombre, con Marx y Engels. En el siglo XX, la apuesta es conciliar estas dos corrientes: el materialismo dialéctico, una vez superada la deformación estalinista, y el materialismo evolucionista, confirmado por el progreso de las ciencias con las que tiende a confundirse, como única forma razonable de comprender el origen y la evolución de la materia y de aproximar a filósofos y científicos.
Pascal Charbonnat es profesor de historia y geografía en un liceo profesional parisino. De formación filosófica y científica, está preparando actualmente una tesis sobre el problema del origen de la vida en la historia natural y en las filosofías del siglo XVIII en Francia. Es miembro del comité de redacción de la revista Matiére premiére.
Un libro de referencia indispensable para comprender la historia cronológica y conceptual de las filosofías materialistas
La enseñanza de la historia de las ideas demasiado a menudo ha descuidado la herencia intelectual del materialismo, confinándola a un círculo restringido de especialistas. Esta obra pone de manifiesto que los interrogantes que suscita el materialismo se dirigen a todos, y que hay una parte muy importante de la población que no utiliza la trascendencia para dar un sentido al mundo.
El materialismo ha tenido diversas acepciones, pero un hilo conductor de todas ellas ha sido la voluntad de aproximarse a una comprensión inmanentista de las cosas, sin apelar a una supuesta voluntad divina trascendente que las explique. Esta concepción nace varios siglos antes de nuestra era, con Demócrito y Epicuro, y prácticamente desaparece poco después y no reaparece de nuevo hasta que, ya en el siglo XIV, vuelve a ser posible separar la filosofía de la teología. La revolución económica del siglo XV permite una ebullición intelectual y una relativa autonomía de los pensadores frente a la Iglesia: el rechazo de toda trascendencia en las ciencias de la naturaleza permite la eclosión del naturalismo físico de Giordano Bruno, o metodológico de Francis Bacon. El apogeo del naturalismo se alcanza en el siglo XVII, con tres corrientes: irreligiosa (Cyrano de Bergerac), empírica (Hobbes, Bayle, Locke) y atomista (Gassendi, Boyle), y dos grandes pensadores (Descartes y Spinoza).
El verdadero materialismo renace en el siglo XVIII. La concepción deísta del origen sigue siendo mayoritaria (Voltaire, d'Alembert), pero se constituye también una tendencia atea auténticamente materialista, con Diderot, La Mettrie, d'Holbach y Jean Meslier.
En el siglo XIX el materialismo se divide en dos corrientes que se ignoran: la que se basa en la nueva teoría de la evolución y la que se funda en una nueva filosofía del origen social del hombre, con Marx y Engels. En el siglo XX, la apuesta es conciliar estas dos corrientes: el materialismo dialéctico, una vez superada la deformación estalinista, y el materialismo evolucionista, confirmado por el progreso de las ciencias con las que tiende a confundirse, como única forma razonable de comprender el origen y la evolución de la materia y de aproximar a filósofos y científicos.
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Lo que unifica a las diversas concepciones calificadas de materialistas es la inmanencia de la realidad y no solamente la idea de que todo es materia. Charbonnat apela a una síntesis entre el materialismo metodológico de los científicos y el materialismo dialéctico, más allá de todo dogmatismo y de todo prejuicio.
Este libro constituye una suma impresionante y tiene todas las características para convertirse en una referencia en la historia del materialismo.
JEAN-GUILLAUME LANUQUE & FLORENT SCHOUMACHER
Pascal Charbonnat es profesor de historia y geografía en un liceo profesional parisino. De formación filosófica y científica, está preparando actualmente una tesis sobre el problema del origen de la vida en la historia natural y en las filosofías del siglo XVIII en Francia. Es miembro del comité de redacción de la revista Matière première.