MAAS, SHARON
Joven periodista criada en una casa destartalada de Georgetown, en la Guyana británica, Rita ha pasado su juventud soportando a su exigente madrastra y a su vanidosa hermana.
Un día memorable, un mensajero llegado de la India se presenta en busca de posibles herederos del lejano patrimonio familiar. Ante la gran ocasión que el destino ha puesto en sus manos, Rita y su hermanastra se lanzan en pos de sus raíces. La imponente figura de Rani, una pariente lejana, y la extraña tragedia de un primo del que nada sabía marcarán un camino en el que, como le decía su abuela, siempre surgen sorpresas y acontecimientos imprevisibles.
Como en su primera novela, En edad de merecer, Sharon Maas ha escrito una historia dramática y vital, conmovedora y exótica, que cautivará al lector hasta la última página.
«Los pavos reales son considerados sagrados en la India, ya que simbolizan la riqueza y el lujo. Un exuberante jardín indio no sería lo mismo sin uno o dos pavos reales, paseándose a sus anchas y bailando su danza majestuosa.» Sharon Maas
Joven periodista criada en una casa destartalada de Georgetown, en la Guyana británica, Rita ha pasado su juventud soportando a su exigente madrastra y a su vanidosa hermana.
Un día memorable, un mensajero llegado de la India se presenta en busca de posibles herederos del lejano patrimonio familiar. Ante la gran ocasión que el destino ha puesto en sus manos, Rita y su hermanastra se lanzan en pos de sus raíces. La imponente figura de Rani, una pariente lejana, y la extraña tragedia de un primo del que nada sabía marcarán un camino en el que, como le decía su abuela, siempre surgen sorpresas y acontecimientos imprevisibles. Como en su primera novela, En edad de merecer, Sharon Maas ha escrito una historia dramática y vital, conmovedora y exótica, que cautivará al lector hasta la última página.
«Los pavos reales son considerados sagrados en la India, ya que simbolizan la riqueza y el lujo. Un exuberante jardín indio no sería lo mismo sin uno o dos pavos reales, paseándose a sus anchas y bailando su danza majestuosa.» Sharon Maas