Controversias, polémicas, incluso debates virulentos, oponen a defensores y detractores de la creación artística de nuestros días.
Interrogarse con respecto a las normas de evaluación y apreciación estéticas que permiten formular un juicio sobre las obras de arte es una cuestión pertinente, que se acerca a las reacciones del gran público, a menudo perplejo y desorientado ante obras que no comprende.
La modernidad artística del siglo XX se encargó de descalificar las categorías estéticas tradicionales. La discusión planteada sobre el arte en las tres últimas décadas es la de la inadecuación de los conceptos -arte, obra, artista, etc.- a realidades que al parecer ya no se corresponden con ellos. Ahora bien: paradójicamente, desde hace unos años, tanto en Francia como en el resto de Europa, la polémica se centra en el tema de la decadencia del arte contemporáneo.
¿Es posible redefinir las condiciones de ejercicio del juicio estético frente a las obras contemporáneas? Aun suponiendo que estas sean «cualquier cosa», ¿se puede formular sobre ellas un discurso argumentado y crítico?