HORMAECHEA OCAÑA, ANDREA
En la segunda mitad del siglo XX, la identidad estadounidense, asentada en un imaginario que remitía en su origen al arquetipo de los padres fundadores y encumbraba los valores del hombre blanco de clase media, experimenta una resignificación sin precedentes, con la llegada de los movimientos sociales de los años sesenta y setenta, que comienzan a reivindicar todas aquellas identidades subalternas que quedaban excluidas de esta categorización racial, de género y clase, condenándolas a la desigualdad y el aislamiento social y político. Reclamaban, en suma, una política identitaria para el conjunto de la población estadounidense, basada en la diversidad y pluralidad cultural. Es así como se gesta la segunda ola del feminismo, la lucha por los derechos civiles, el pacifismo, el ecologismo o el movimiento LGTB. El cómic, y especialmente el de superhéroes, resulta fundamental para la traslación de estas reivindicaciones a sectores sociales alejados de los espacios de militancia. El superhéroe se presenta como un influyente agente de cambio en el proceso de concienciación de la población, a la vez que se acompasa