SANZ, MARTA
Después de La lección de anatomía, Marta Sanz escribe sobre los personajes y episodios de su autobiografía profesional. ¿Unas memorias ¿Un dietario ¿Un libro de viajes ¿Un ensayo sobre la literatura y el mundillo literario ¿Una crónica de la literatura española entre los siglos XX y XXI ¿Una novela social ¿Una carta de suicidio Más bien un exorcismo, ya que no por casualidad arranca con una invocación al padre Karras de El exorcista. Dice la autora, acaso poseída: «Soy una escritora que pide un ascenso y ya es demasiado vieja para ascender. Soy una escritora que no cree −para nada− en la autonomía del campo cultural. Soy una escritora, en medio de la selva, que se abre camino entre la vegetación con un machetito mellado». Y asegura: «Escribo un libro para salvarme de los libros y sus repliegues laterales. Sus turbulencias y su moho. Su copyright. Para recuperar una pureza que solo me haga pensar en que Confucio es el padre de la confución y enunciar grandes palabras que trascienden lo local para transformarse en asunto humano, demasiado humano [...]. Una literatura sin la mugre de la envidia