Esta nueva traducción del texto íntegro de la primera edición de 1868, con el añadido de muchos párrafos que se suprimieron en las versiones posteriores, incluye también la segunda parte de la historia, que la autora publicó en 1869 para dar respuesta a las muchas cartas de los lectores, interesados en saber cuál sería el destino de las hermanas March.
Han pasado casi ciento cincuenta años desde aquel lejano 1868, pero la complicidad de Meg, Beth, Amy y Jo con las demás mujeres no ha muerto. Es más, autoras de la talla de Simone de Beauvoir y Joyce Carol Oates han sido admiradoras entusias-tas de esas mujercitas que en sus gestos y palabras resumen el espíritu crítico de una época y aún hoy pueden regalarnos unas hermosas horas de lectura.
«Hay un libro en el que creí ver reflejado mi futuro: Mujercitas, de Louisa May Alcott... Yo quería a toda costa ser Jo, la intelectual. Compartía con ella el rechazo a las tareas domésticas y el amor por los libros, Jo escribía, y para imitarla empecé mis primeros cuentos cortos.»
SIMONE DE BEAUVOIR
Esta nueva traducción del texto íntegro de la primera edición de 1868, con el añadido de muchos párrafos que se suprimieron en las versiones posteriores, incluye también la segunda parte de la historia, que la autora publicó en 1869 para dar respuesta a las muchas cartas de los lectores, interesados en saber cuál sería el destino de las hermanas March.
Han pasado casi ciento cincuenta años desde aquel lejano 1868, pero la complicidad de Meg, Beth, Amy y Jo con las demás mujeres no ha muerto. Es más, autoras de la talla de Simone de Beauvoir y Joyce Carol Oates han sido admiradoras entusias-tas de esas mujercitas que en sus gestos y palabras resumen el espíritu crítico de una época y aún hoy pueden regalarnos unas hermosas horas de lectura.
«Hay un libro en el que creí ver reflejado mi futuro: Mujercitas, de Louisa May Alcott... Yo quería a toda costa ser Jo, la intelectual. Compartía con ella el rechazo a las tareas domésticas y el amor por los libros, Jo escribía, y para imitarla empecé mis primeros cuentos cortos.»
SIMONE DE BEAUVOIR