MARTINEZ, MADO
Putas, brujas y locas es el apelativo con el que la historia oficial ha descrito a las mujeres que desafiaron las convenciones en la Edad Moderna, una época de prodigios y profunda crisis con tan pocas posibilidades de supervivencia que para salir adelante fue necesario explotar la creatividad al máximo y hacer de la picaresca el estilo de vida. La almiranta Isabel Barreto lideró la expedición a las Islas Salomón con mano de hierro y ayuda de la horca contra todos aquellos que se atrevieran a contrariarla; la esclava morisca Elena de Céspedes fue la primera mujer cirujano, amén de soldado, pero también la primera en casarse con otra mujer; una profetisa llamada Lucrecia de León hizo tambalear el reinado de los Austrias poniendo a Felipe II contra las cuerdas de sus vaticinios, más precisos y polémicos que los de cualquier Nostradamus; la adelantada Mencía de Calderón cruzó los mares y atravesó mil seiscientos kilómetros de selva con una caravana de mujeres casaderas durante seis largos años plagados de incidentes y aventuras, hasta llegar a su destino en tierras del Nuevo Mundo. Estas y otras mujeres como las prostitutas del burdel de Valencia, la encantadora de lobos Ana María la lobera, la monja alférez Catalina de Erauso, la conquistadora de Chile Inés Suárez, la india Malinche que abrió las puertas de México a Hernán Cortes, la monstrua de Avilés o las brujas de Zugarramurdi, desfilan a lo largo de estas páginas narradas en clave de maravilla.