Mitch nunca ha sido muy religioso. Aunque educado en el seno de una comunidad judía, el hecho religioso siempre ha resultado algo secundario para él. Por eso queda muy sorprendido cuando el octogenario rabino de su comunidad le pide que, cuando llegue su
Una maravillosa historia sobre el poder de la fe, más allá de cualquier creencia y de la tradición a la que se pertenezca.