Somos tiempo, tiempo que es uno con nosotros, sincronizado con nuestros estados anímicos; tiempo que se desdobla a través de los muchos que somos; tiempo que se bifurca, como la condición de la posibilidad de la experiencia histórica, como lo presupone el concepto de izquierda, además. Todo lo cual implicaría una mutación de presupuestos y fines como lo refieren Heidegger y Borges, y más atrás todavía las teogonías órficas y el Evangelio de Tomás.
Somos tiempo, tiempo que es uno con nosotros, sincronizado con nuestros estados anímicos; tiempo que se desdobla a través de los muchos que somos; tiempo que se bifurca, como la condición de la posibilidad de la experiencia histórica, como lo presupone el concepto de izquierda, además. Todo lo cual implicaría una mutación de presupuestos y fines como lo refieren Heidegger y Borges, y más atrás todavía las teogonías órficas y el Evangelio de Tomás.