SANCHEZ MAGRO,MANUEL
Un viaje emocional por las tascas, bodegas, casas y tabernas más auténticas para beberse la capital a tragos.
Si algo define el alma de una ciudad, son sus bares, donde cualquier barra es el centro del mundo; ese pequeño universo en el que nos apoyamos para seguir caminando. Madrid está a la cabeza del planeta a la hora de contar tabernas con destino para los «gatos», lo que la convierte en un espejo tan valleinclanesco como luminoso, sabedora siempre de naufragios y resurgimientos
Aunque no son una invención española, la saga de ilustres tascas no ha cesado de crecer desde la Edad Media hasta nuestros días, para regocijo del público autóctono, siempre amante del morapio y la farra. Durante el Siglo de Oro se hacía en ellas la vida, se ajustaban cuentas o zascandileaban los nobles mezclándose con el populacho... Hasta llegar a la expansión de los bodegones, garitos para beber vino o comer de puntapié. Un mundo narrado de idioma castizo. Desde lo más clásico a las nuevas expresiones, el ingenio tabernario y la bizarría gatuna para la zarabanda, han ido atravesando el tiempo hasta llegar a